martes, 6 de mayo de 2014

SOCIAL CRM- Un fenomeno creciente

Hoy dia lo más común de este mundo actual en el que vivimos en el año 2014, el consultar nuestros teléfonos permanentemente en busca de algo, (mail, sms, Wassup, apps, noticias, etc..) o mejor dicho de casi todo, y dentro de este nuevo mundo las marcas deben cambiar su forma de pensar y/o actuar, debemos anteponer a las personas en el centro de nuestras estrategias. Porque somos optimistas digitales y creemos que la tecnología es un enorme aliado para conseguirlo.
 
Esto a veces es incongruente y difícil de entender pero las marcas que triunfan en Internet son aquellas capaces, sobre todo, de unir una historia emocionante con su papel en el mundo. El relato que construyen, a partir de las imágenes y funcionalidades de su site, cobra vida y crece en blogs y medios sociales: allí donde los usuarios son protagonistas. Son nuestros vendedores, nuestra fuerza real de ventas.
 
En estos donde en Venezuela las empresas de demanda pasaron a ser empresas de supply, debemos seguir manteniendo los principios básicos del CRM, pero llevándolo a lo que en su momento se conoce como “SOCIAL CRM”.  Y una de nuestras primeras tareas ha de ser la de enseñar y mostrar a nuestros equipos de qué manera ha cambiado el papel del usuario y el propio proceso de compra gracias a Internet.
 
Debe comprender, por ejemplo, que el cliente conoce ya casi mejor que nosotros aquellos productos y servicios que queremos ofrecerle. El tiempo que antes invertía paseando sin rumbo fijo por nuestras tiendas, a la caza de una oportunidad y acosado por toda clase de estímulos comerciales, lo invierte ahora desde su casa o mediante el móvil a comparar precios, recabar recomendaciones y explorar a fondo las características de aquello que desea. Y cuando llega a nuestro establecimiento… ¡probablemente ya tiene decidida la compra!.  Y aunque en la tienda solo exista otra cosa, si su estimulo fue alto y su trabajo de recopilación valioso el continuara buscando su tierra prometida.
 
La clave, en ese sentido, será integrar a nuestros equipos en una estrategia realmente digital y orientada más que al producto o a la venta en sí, al usuario. Para ello, hay tres reglas básicas:
 
1. Dejar de vender y empezar a añadir valor.
 
Si la persona conoce ya lo que tenemos, no le acosemos con exagerados argumentos de compra. Hagamos como ellos en las redes sociales: ofrecer ayuda sincera y conversar para atender dudas. Es decir, comportémonos como humanos, no como robots programados.
 
2. Construir relaciones.
 
La gente escucha a las personas en las que confía. Y si ha tenido la oportunidad de conocerlas previamente en la Red, qué dicen y cómo actúan, el momento de la venta física será casi el menos decisivo. Es fundamental, en este punto, que la organización ayude a sus propios equipos a desarrollar libremente su presencia digital en la Red, con perfiles personales independientes y que, por pura lógica y con unas mínimas nociones de sentido común, enriquecerán la imagen de la marca.
 
3. Escuchar primero.
 
Aunque parezca evidente, la mayoría de los vendedores no conoce ni ha escuchado jamás a sus clientes en la Red. No sólo porque, frente al acto en sí mismo de vender, el uso de los canales sociales les parezca todavía secundario. Sino porque desconocen qué herramientas necesitan para ello (aunque sean gratuitas) y porque entienden o se les ha hecho creer que la monitorización de las conversaciones de la marca corresponde en exclusiva a Marketing.
 
Al mismo tiempo, es fundamental que la marca sea capaz de construir historias abiertas, que no queden cerradas ya de origen, al estilo de la Comunicación corporativa. Sus planes editoriales y sus propuestas de contenidos deben facilitarse a la gente de ventas de tal manera que ésta pueda, en última instancia, personalizar siempre y adaptar el relato a su propias estrategias de zona y sobre todo, a la sensibilidad de los clientes locales.
 
Tenemos que ser capaces de transformar un problema en una oportunidad de integración. ¿Cómo?
 
Convirtiendo nuestro comercio en un lugar de experiencia y soporte, en un complemento a la venta, igual que ya están haciendo marcas de éxito como Apple, grandes espacios comerciales o ciertas cadenas internacionales de alimentación. Es en ese entorno donde el vendedor está llamado a ocupar un papel mucho más relevante como coacher al servicio del cliente y no tanto como “colocador” de un producto.
 
Según una reciente encuesta publicada en Forbes,  el 78 por ciento de los equipos de ventas que emplean redes sociales para completar su trabajo consiguen mejores resultados que el resto de vendedores; y un 40 por ciento de los mismos afirma que, gracias a dichos medios, ha conseguido cerrar contratos con clientes. Por desgracia, sólo una cuarta parte de ellos asegura haber recibido formación digital de su compañía.
 
El viaje social empieza, pues, por conocer y medir el poder real que como empresa nos acompaña, el papel digital de nuestra propia fuerza de ventas.
 
Trate de que la ‘experiencia’ de la marca supere la ‘percepción’ que se tiene de ella.

 

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