Por primera vez desde que finalice mi relación con la
transnacional farmacéutica para la que preste servicios durante 4 años, me toca
escribir desde otro punto de vista, mas objetivo, más analítico y más realista.
Y también lo hago desde la óptica de escribir en un país con una economía en
crisis y que requiere de una profunda renovación interna.
El primero de los más grandes retos de una organización debería
ser seguir siendo capaz de atraer personas con talento, foco de trabajo en
equipo y reparto de responsabilidad en el mismo. Ha implantado en la
organización una cultura orientada hacia el trabajo en equipo, sin muros ni
barreras a la interacción entre personas, ni al conocimiento y sobre todo en
las decisiones.
En el mundo actual existe cada vez más un cambio de relación entre consumidores y
empresas y como dice Gary Hamel en su último libro (Lo que
realmente importa)- las organizaciones se enfrentan al complicado reto de
reinventar el liderazgo en la gestión empresarial.
Para de verdad vivir
ese cambio existen 5 principios básicos que se deben cumplir
1. Valores.
No sólo interesan los valores de las marcas sino también la ética de los
ejecutivos que las gestionan.
2. Innovación.
En una economía tan conectada, sólo aquellas empresas que apuesten por la
diferenciación y la creación de valor a largo plazo lograrán innovar.
3. Adaptabilidad.
El conocimiento de las reglas del pasado no deben representar barrera alguna ni
frenar la evolución de la gestión empresarial.
4. Pasión.
Las reglas insignificantes y estructuras piramidales contribuyen a drenar la
vitalidad emocional en el lugar del trabajo. La crisis hace que la mediocridad
esté en claro declive y tengamos que dar paso a la emoción. Creo que este es el
mayor problema que enfrentaba .
5. Ideología.
No es suficiente contar con mejores procesos y modelos de negocio, necesitamos
mejores principios de negocio. El segundo gran problema que enfrenté.
Está claro que, cada vez más, los profesionales queremos
trabajar en organizaciones abiertas que nos permitan estimular
conocimientos en un entorno de trabajo colaborativo y con proyección global.
Por eso creo en estructuras jerárquicas horizontales
basadas en capacidades y esfuerzo conjunto, donde el grupo suma y nos
enriquecemos los unos a los otros.
Creo en la transparencia y en la honestidad de las
personas, en trabajar con personas inquietas y que transmiten energía positiva.
Creo en los más jóvenes que son nativos digitales y
que gracias a ellos tendremos una sociedad con más información, más criterio
pero también más solidaria.
Creo en nuestra capacidad para enfrentarnos a los nuevos
desafíos en ser capaces de cambiar las reglas para adaptarnos, en la
regeneración de nuestro tejido empresarial y en trabajar para tener
organizaciones más orientadas a la integración y a las sinergías.
Creo que una cultura 2.0 hará mejor a las siguientes
generaciones y tendremos gobiernos y directores de empresas que nos permitan vivir en un país más plural
sabiendo que la diversidad es patrimonio de todos.
Por ello mi mayor orgullo no solo es el haber trabajado en
algunas de las empresas más importantes del país sino descubrir cómo hablan de
nuestra gestión compañeros que en el pasado trabajaron con nosotros.
Por todo esto, considero muy positivo el proceso de cambio
que vivimos en estos momentos ya que nos ayudará a mejorar el mundo empresarial
y la sociedad en general. Encaremos nuestro futuro con optimismo y con la
seguridad de que tendremos un mundo mejor.
Y SIN PASION NI IDEOLOGIA TENDREMOS UN PAIS MEJOR.
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