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Para ilustrar cómo funciona esto, considere el siguiente ejemplo: Un banco importante descubrió que muchos de sus clientes hicieron negocios con otras entidades financieras, y ellos tenían el producto a ser comercializado. Si los clientes del banco no han optado por la alternativa, los vendedores tienen la opción, dependiendo del nivel de interés del cliente, de hacer recomendaciones posteriores. Basado en esa premisa el banco decidió utilizar el CRM para generar una lista de cinco recomendaciones de productos diferentes para cada cliente, basado en la probabilidad de que los clientes a comprar.
Para que esto funcione, el proceso tuvo que implicar estos pasos:
- Analizar el historial de compra de los clientes para entender los productos más frecuentemente comprados por otros clientes similares.
- Puntuación de la probabilidad de que un cliente compre un producto en particular.
- Comunicación de la lista de clientes resultante y de los resultados producto de la llamada al sistema.
- Recoger las tasas de respuesta.
- Filtrar respuestas basados en los resultados de la campaña.
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Hay muchos tipos de campañas, y el escenario de recomendación del producto descrito anteriormente es uno de los muchos ejemplos. El punto aquí es definir sus necesidades únicas. Después de que usted ha enumerado sus requisitos de negocio, el registro de la funcionalidad de cada uno de ellos, se obtiene preguntando, "¿Cómo vamos a lograr este requisito?". Eventualmente tendremos una lista de las funciones clave de cada requisito, y es allí donde se le ha terminado la parte más difícil.
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